A diferencia de otros virus, el virus del herpes
no abandona el cuerpo, se convierte en una enfermedad permanente en la vida del
paciente y como tal puede presentar brotes desde muy frecuentes hasta tan
esporádicos que pasen años entre ellos.
El virus del herpes es un virus
oportunista, es decir se presenta cuando más debilitado se encuentra el sistema
inmune y es cuando se presentan los brotes.
Es importante tomar los
medicamentos adecuados que supriman al virus pero hay otras cosas que podemos
hacer para asegurarnos de que todo va bien, como tener una dieta adecuada.
¿Por qué la dieta?
La comida, más específicamente los
nutrientes que obtenemos de ella son los bloques de construcción con el que las
células construyen sus paredes y realizan sus funciones, el estrés por ejemplo
acaba con nuestras reservas de nutrientes y esto compromete la habilidad del
sistema inmune para defenderse.
Exceso de azúcar
Entre los varios factores que reducen la
capacidad del sistema inmune para defenderse se encuentra el consumo excesivo
de azúcar. Es sabido que el azúcar reduce la capacidad de los glóbulos blancos
para matar microorganismos como los virus.
También el exceso de azúcar
interviene con la capacidad del cuerpo para absorber adecuadamente la vitamina
C y el complejo B que son esenciales para luchar cintra
la infección.
El aminoácido arginina
Este aminoácido se encuentra presente en
comidas como los cacahuates, el chocolate, las pasas y el trigo; este
aminoácido es esencial para que el virus del herpes pueda crecer y
multiplicarse.
Los alimentos más beneficiosos para las
personas que conviven con el virus del herpes son los huevos, el
pescado, los frijoles y el pollo, pues estos tienen tanta lisina como arginina.
Esto es excelente por que la lisina se sabe que detiene el crecimiento del
virus del herpes. Es por esto que los suplementos de lisina son comunes
aliados de los pacientes con este padecimiento.